Con el Domingo de Ramos iniciamos la Semana Mayor. Son días propicios para recogernos y hacer un alto en el camino. Es recorrer con Jesús de Nazaret su pasión y muerte para llegar a la resurrección.

Qué bien nos haría guardar un momento de silencio y serenidad para a nivel personal y como pueblo ver nuestros fallos, y de manera sincera buscar los correctivos necesarios.

Revisar si la globalización de la indiferencia, de la que nos habla el Papa Francisco, ha encontrado espacio en nuestra vida, haciendo de nosotros piedras frías frente al dolor de los demás.

Ver si como pueblo dominicano permanecemos apáticos frente a tantos signos de muerte que amenazan con destruirnos.

Esta Semana Santa es una buena ocasión para encontrarnos con la esperanza de un nuevo día.
No perdamos esta oportunidad. Superemos el dolor que nos abate por los graves problemas sociales que padecemos, y comencemos a trillar los senderos de la Pascua.

Esperamos que cristianos, y no creyentes, hagamos de estos días un verdadero encuentro con la vida. Ojalá los partidos políticos contribuyan al descanso que necesitamos, evitando hacer de la Semana Mayor un escenario para continuar con una campaña proselitista a destiempo que nos aturde y nos roba la paz. Que las casas licorera no hagan de estos días un bacanal, y que los medios de comunicación también aporten fomentando una cultura de paz y del encuentro fraterno.

Esperamos que los miles de choferes y conductores que se trasladarán de un pueblo a otro respeten las señales de tránsito, manejen con prudencia y sepan valorar el trabajo de tantos voluntarios/as que estarán en caminos, carreteras y autopistas previniendo accidentes y cuidando la vida.

Si así lo hacemos el Domingo de Resurrección no estaremos contando muertos, como si finalizara una guerra. Viviendo estos días con respeto, intensidad y reflexión, podremos celebrar desbordantes de alegría porque el Cristo Resucitado dió sentido a nuestra existencia.
FUENTE: PERIODICO CAMINO