La estabilidad económica de un país depende no sólo de que la economía real de las naciones marche muy bien. Depende de que el conjunto de los actores sociales y el ciudadano de a pié crea que todo marcha bien. Los distintos gobiernos dominicanos de los últimos veinte años han entendido muy bien el tema y por ello trabajan en el marco de buenas estrategias de comunicación institucional.

Sin embargo, las estrategias de comunicación de los gobiernos no siempre fuencionan por que la realidad del día a día puede contradecir las informaciones públicas. Es en este territorio que el P. Antonio Lluberes, SJ, aporta elementos para la reflexión con el editorial publicado en el día de hoy por Radio Santa María. El P. Lluberes pone sobre la mesa la contradición existente entre el crecimiento económico anunciado por el Banco Central y el regateo del empresariado en relación con el aumento salarial. El editorial nos invita a pensar sobre ambas realidades. Dejamos pues que cada uno se forme su opinión luego de una lectura pausada del Editorial:

Mira que nos sorprende

Nos están llegando dos afirmaciones que a vista nos parecen contradictorias. Por un lado el gobierno, en concreto el Banco Central, insiste en aportar cifras del alto crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) Para el año pasado informó que el PIB había ascendido en 7.2%, y que para el primer trimestre de este año había ascendido a 6.2%. PIB bruto significa el aumento de los bienes y servicios producidos en un país en un periodo de tiempo determinado, lo más común es un año. Estamos hablando de que ocupamos el 1er. lugar de los países latinoamericanos.
Precisa el Banco Central que el sector construcción creció en un 14.9 %, agropecuaria en un 5.8%, manufacturas en un 5.5%, y hotelería en un 4.9%.
Pero en el mismo orden de las sorpresas, también el Banco Central dice que los índices de inflación, es decir, que el índice de los precios al consumidor, experimentaron rebaja hasta llegar a menos 0.09%.
Hasta aquí estamos muy contentos y felicitamos a gobernantes e inversionistas por lograr esos altos índices. Pero teniendo estas cifras tan positivas nos sorprende la reticencia mostrada, el regateo del sector patronal por conceder un aumento significativo en el salario mínimo a los trabajadores de las empresas privadas. Y por otro lado el afán mostrado de querer reformar el código de trabajo para suprimir los derechos de cesantía de los obreros.
A nosotros claro, nos parece de matemática simple, que a mayor crecimiento debe haber más capacidad de distribución. Todos esos altos índices de crecimiento económico mostrados no son solo producto de los capitales y de la inteligencia y la gestión de sus propietarios, sino también de la dedicación al trabajo y de la calidad de obra de los trabajadores.
Los obreros son cogestores, copropietarios del crecimiento económico y por lo tanto también beneficiarios de su crecimiento.