La lucha por la transparencia va ganando militantes en cada rincón de la Patria. La indiferencia frente al que sufre exclusión social va quedando atrás. La sentencia del papa Paulo VI de que “Si quieres la paz, trabaja por la justicia”, encuentra nido en el corazón de tantos dominicanos que sin hacer ruido la hacen suya. La paz no es imposición. Requiere normas claras y que se respeten, para así alcanzar la armonía en cualquier espacio de la vida.
En este contexto inscribimos el clamor de la sociedad dominicana para que se apruebe la Ley de Partidos, que lleva años experando ser una realidad. La misma vendría a poner orden en la actividad política que nos atañe a todos.
Este Proyecto de Ley recoge el anhelo de un pueblo que aspira ver a la clase política pensando más en la colectividad que en los intereses grupales y personales, y así lo vemos en su contenido.
En el considerando tercero del Proyecto encontramos: “Que la sociedad dominicana demanda una mayor calidad del sistema democrático y del ejercicio político que le concierne, para lo que se requiere del fortalecimiento institucional de los partidos y agrupaciones políticas del país, transparentando en mayor medida su accionar, haciéndolos más incluyentes, logrando una mejor y más amplia participación de la ciudadanía, y propiciando una práctica política consecuente con los principios, los valores y la ética que resultan esenciales al sistema democrático”.
El celo por la transparencia queda muy bien reflejado en el acápite c del artículo 18: “Permitir la fiscalización de sus eventos, documentos, libros y registros, por parte de la autoridad electoral competente”. La nueva Ley, una vez aprobada, será un aporte esencial a la democracia, que es algo más que palabras y buenas intenciones.
Con ella evitaremos seguir viendo el triste espectáculo de las piñatas con los fondos del Estado, en los procesos electorales, mientras hay tantas necesidades en nuestras comunidades que esperan ser resueltas. Tenemos el caso de zonas rurales en donde la pobreza en que vive su gente, se convierte en un insulto a la dignidad de un ser humano.
Ya es hora de que los partidos apliquen, de manera honesta, lo que dice el acápite j del mismo artículo 18: Rendir cuentas e informar de sus actividades y actos de admi­nistración, a sus afiliados/as, a la sociedad y a las autoridades competentes, cuando éstas lo requieran.
Hacia esa nueva visión de la política tenemos que llegar. Solo así echaremos la ­zapata firme para construir el edificio de la democracia, en donde la Ley nos mida a todos por igual, rigiendo nuestras acciones en la búsqueda constante del bien común.
Que no se pierda más tiempo en la aprobación de la Ley de Partidos, pero que ningún sector se haga un traje a la medida. Hay que adecentar la política. Solo así ­forjaremos la Patria que soñaron nuestros libertadores.

Fuente: Periódico Camino
Fuente de fotografia: ANILIA