Venezuela: Centro de Espiritualidad y Pastoral.-En la Semana17 del Tiempo Ordinario,la Liturgianos invita a experimentar en la Oración del Padrenuestro la fuerza humana y espiritual que nos conecta con Dios y con las Personas.

El Padrenuestro, según san Lucas (11,1-13), tiene una intencionalidad muy precisa: que a Dios lo llamemos Padre, cuando aquí en la tierra santifiquemos su nombre. Que el nombre de Dios sea santo, significa que su creación y en particular cada mujer y cada hombre sean valorados, respetados, cuidados. La santidad de Dios se revela, no en un Dios como Padre de individuos, sino en la vida de unos hombres y mujeres que se experimentan hijos porque viven como hermanos de las personas y de la creación.

Las cuatro peticiones del Padrenuestro que presenta Lucas son: 1) venga tu Reino, 2) danos hoy nuestro pan de cada día, 3) perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a todo el que nos ofende, y 4) no nos dejes caer en tentación.

Venga tu Reino, es pedirle a Dios y a la vez, ayudarlo para que aquí y ahora reine entre nosotros la fraternidad y la dignidad. Danos hoy nuestro pan de cada día, es pedirle el pan que nos nutre, pero no como pan mío o tuyo, sino como pan que alcanza para todos. Perdona nuestras ofensas, como también perdonamos a todo el que nos ofende, es disponernos a un perdón que practicamos ya con los demás. Y, no nos deje caer en tentación, es la petición de auxilio para no sucumbir en la vida.

Para Jesús, la Oraciónha de ser insistente y confiada. Una oración que trata a Dios como a un amigo, conversando con Él y acudiendo siempre sin cansarnos. Jesús nos dirá que seamos insistentes porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.

La relación confiada en Dios que revela el Padrenuestro sólo la podemos aprender en la medida que nos relacionándonos como amigos y hermanos de las personas. El Padrenuestro implica una doble e inseparable conexión: conectarnos con las personas de modo personalizador, fraterno, maduro, y conectarnos con Dios como hijos, como amigos y sin adueñarnos de nada.

Una Oración confiada en Dios no quedará defraudada jamás. Con Él, uno se siente seguro, cobijado y hasta sobrepasado por lo que nos da. Jesús dirá que confiemos y esperemos de Dios lo mejor, porque si los hombres y las mujeres somos capaces de dar, ¡cuánto más el Padre del cielo, nos dará el Espíritu Santo cuando se lo pidamos!

Que nos atrevamos a llamar a Dios Padrenuestro porque nos colocamos ante Él como hijos que superan todo infantilismo, como amigos que destierran todo servilismo y, porque nos colocamos ante la gente en expresa disposición de encuentro en franco trato maduro y en cordial autenticidad para que haya verdadera fraternidad.

Podemos terminar con el texto siguiente: Pedir, Buscar y Llamarte Padrenuestro

Que no tenga miedo a pedirte, como pobre, como hijo, lo que no logre conseguir al fragor del propio esfuerzo. Que siempre te pida, Señor, sin miedo, sin reparos y en cualquier momento, teniendo siempre presente que Tú eres Padrenuestro.

Que te busque, poniéndome en movimiento, hacia Ti y hacia el hermano, arriesgando, construyendo, sin que me paralice lo incierto, buscando siempre caminos para sembrar tu Evangelio.

Que acuda a ti y te llame, cuando sienta paz o desconcierto, confiado en que tu Palabra, tu alegría y tu sustento, han de guiar mi esperanza con pasión y vivo fuego, para que cruce senderos, umbrales y hasta silencios, agarrado de tu mano con fervor y nuevo aliento.

(GA)

Homilía del domingo 24 de Julio del 2016

Semana del Tiempo Ordinario – Ciclo “C”