Por P. Alberto García Sánchez, SJ
Revista Vida Cristiana. 2 enero 2022

La fiesta de la Epifanía, también conocida como la fiesta de los Reyes Magos, marca un momento muy especial en la historia de la salvación. “Epifanía” significa ‘manifestación’.
En el Antiguo Testamento, Dios se había manifestado de manera muy privilegiada
al pueblo de Israel, el pueblo escogido. En medio de grandes dificultades, Dios
fue llevándolo a una alianza marcada por la fidelidad divina y en muchas ocasiones por
la infidelidad del pueblo. Desde la salida de Egipto, guiados por Moisés, pasando por los profetas
y los jueces, Dios fue moldeándolos.

Los israelitas se sintieron
siempre acompañados
por su Dios, quien
nunca los abandonó a
pesar de todas las idolatrías y todas sus infidelidades.
En la fiesta de hoy, va a ocurrir un acontecimiento
sorprendente. El Dios de Israel
se va a manifestar a las naciones fuera de
los confines del pueblo escogido. Los sabios
del Oriente llegan a Jerusalén siguiendo
una estrella. No sabemos la fuente de
su creencia en que ha nacido el rey de los
judíos. Se ponen en camino guiados por
este misterioso fenómeno. Salen de su tierra
en búsqueda.

Al llegar a Jerusalén, la estrella que los
había acompañado deja de ser vista. Esto
no los desanima. Buscan la ayuda de otros
sabios. Preguntan a los sumos sacerdotes y
escribas del pueblo de Israel que consultan
las profecías sobre el anunciado rey. Ellos
citan al libro de Miqueas que habla del pueblo
de Belén donde nacerá el Mesías.
Al reaparecer la estrella, nos dice el evangelio
de Mateo, se llenaron de inmensa alegría.
La estrella los guía
hasta el pesebre donde
encuentran al niño con
María y José. Le ofrecen
sus dones.

¿Qué nos dice a nosotros este relato? Nos
invita a vivir en búsqueda. A dejarnos guiar por las
estrellas que aparecen en nuestro caminar. Esas estrellas serán acontecimientos,
personas y situaciones a través de las cuales Dios también nos hará encontrar
nuestra Epifanía. Ya no serán oro, incienso y mirra los dones que debemos llevar adonde el
Niño. Serán nuestras propias personas. María nos esperará junto a su Hijo para que podamos
conocerlo, amarlo y seguirlo.

La Epifanía es la fiesta de la universalidad
de la salvación que Dios ofrece a todos
los pueblos y a todos los tiempos en la historia
de la humanidad.