Bani está celebrando la feria anual del mango.

Ellos son la capital del mango. Hay que hacerle un monumento al mango. Es originario de Malasia y ha cubierto todo el cinturón tropical del mundo.

El mango es una fruta de variadas especies, de valores alimenticios y también culturales. Los hay banilejos, maracatones, guerreros, mameyitos, rosita,… Sabores, texturas y gustos. Ensucia el jocico y los dientes, pero gusta. Se come a mordidas y con cucharita. Los hay grandes y chiquitos. Se da silvestre, de semilla generosa que basta tocar tierra para prenderse y crecer. Su valor alimenticio es de alto contenido en fibra, combate el estreñimiento, es antioxidante, tiene vitamina C y betacaroteno, y llena el estomago vacio. Ha resuelto muchas carencias alimenticias. A muchos mángales se les ha llamado Mata Hambre. La muchachada ha ido a sus sombras a saciar el hambre sobre todo porque da derecho al maroteo. Ahora es una empresa. Se siembra en plantaciones y debe cubrir patrones de calidad e salubridad para su exportación. La pena es que a los extranjeros les gustan los mangos grandes y carnosos pero de bajo sabor. La que se están perdiendo. Y hasta ha enriquecido la cultura con poesías, décimas y dichos, porque quien no recuerda que “es más fácil coger los mangos bajitos.”

No olviden, hay que hacerle un monumento nacional al mango.
Andando 21 de junio de 2015
P. Antonio Lluberes, SJ