Como el grano de trigo que al morir da sus frutos, resucitó el Señor. Así lo cantamos y lo pregonamos por los cuatro vientos. La alegría y el optimismo deben ser el norte que guíe ­nuestras vidas, porque el Señor de la historia dio sentido a nuestra existencia.

Porque resucitó, millones de personas seguimos sus huellas que nos conducen al Padre. Porque resucitó encontramos a hombres y mujeres que se consumen como un cirio, en cualquier lugar del planeta, acompañando a los empobrecidos para que rescaten la dignidad que le han secuestrado.

La Resurrección del Señor nos convoca al encuentro solidario, a trillar los caminos de la ­justicia, y a ser verdaderos hermanos.

La Resurrección del Señor nos llama a levantarnos de la tumba fría de la ignominia, la ­corrupción, violencia, impunidad y complicidad que impide a tantos hijos de este pueblo vivir como hijos de Dios.

Que nadie nos robe la alegría, porque por encima de las dificultades y obstáculos que otros ­pongan en el camino, creceremos y avanzaremos erguidos, enarbolando la bandera del amor. Que ­en estos días de Pascua, y siempre, sigamos el ejemplo de los Apóstoles, quienes después de la Resurrección enterraron el miedo y fueron capaces de dar sus vidas por el Maestro.

La Resurrección del Señor nos llama a la acción.

EDITORIAL DEL PERIODICO CAMINO