El tema de la familia está en el centro de una profunda reflexión eclesial y de un proceso sinodal que prevé dos sínodos, uno extraordinario –apenas cele-brado– y otro ordinario, convocado para el próximo mes de octubre. En este con-texto, he considerado oportuno que el tema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales tuviera como punto de referencia la familia. En efecto, la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. Volver a este momen-to originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y hu-mano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista.

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