Un sábado Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le preguntaron: «¿Por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado?». Él les respondió: «¿No han leído acaso lo que hizo David una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros». Luego añadió Jesús: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado». Palabra del Señor. (San Marcos 2,23-28)