La Grecia de hoy no es la de Pericles del siglo V antes de Cristo. Pericles fue un militar victorioso, constructor de monumentos y sobre todo un político promotor y defensor de la democracia. A esa Grecia hemos ido todos a aprender democracia.
Ha llovido mucho y Grecia ha pasado por diversas calamidades, pero aun se mantiene y no obstante su actual crisis vemos en ella un lugar para aprender.

Grecia es una lección.
Desde 2010 Grecia ha entrado en una crisis económica que no obstante préstamos ascendentes a 320 mil millones de euros no ha podido superarla. Al contrario, la situación, tanto en el orden económico como político, fue degenerando.
Las políticas de ajustes, recortes y austeridad han afectado a sectores sensibles de la población, pobres, jubilados, enfermos, a tal punto que los tantos partidos pequeños de la izquierda se han podido reunificar y presentar una propuesta aceptada por la población.
Ha crecido un sentido de dignidad nacional herida que ha fomentado la unidad.
Como sabemos, llegados a un tranque en las negociaciones entre el gobierno y la Unión Europea, el gobierno pasó la decisión al pueblo, a un referendo aprobatorio y ganó la posición del gobierno. Esta decisión nos habla y enseña de democracia.
Sobre todas estas cosas, Grecia necesita de la cooperación económica de la Unión Europea para pagar sus deudas y dinamizar su economía y pidió prestado 50 mil millones de euros a pagar en tres anos.
Pero esto, de por sí solo, no resuelve la situación.
Grecia debe aprender que hay, primero que todo, producir y ahorrar. Esto lo obligará a tomar medidas tristes como es aumentar impuestos y recortar servicios, muy en particular las pensiones.
Hay que aceptar que no podemos dejarnos encandilar por los artificios del mundo. Para Grecia las candilejas del gran teatro del mundo fueron los juegos olímpicos de 2004. Los juegos se asignan y organizan en grande bajo el espejismo de que la publicidad y el turismo cubren los costos. Y sabemos que los gobiernos terminan cubriendo elevadas inversiones en instalaciones que después caen en desuso.
La Unión Europea, los países centrales, deben entender que no pueden llevar a la periferia europea a sus mismos niveles de vida, ofrecer préstamos, y luego querer que se paguen a base de austeridad cosa que indigna a la gente.
Y por último, aceptar que siempre hay una razón geopolítica. Grecia es un país inserto en la encrucijada de Europa y Asia, entre cristianos y ahora musulmanes radicales. Hay que mantener alejados a Rusia y china. Hay que tener la zona bajo control. Y eso cuesta dinero.

ANTONIO LLUBERES,SJ