Damos gracias a Dios por lo que ha significado para la Compañía de Jesús este hermoso don que es Fe y Alegría, que arriba a sus 60 años de existencia. La parábola de creación de este sueño inclusivo suma la visión de un compañero jesuita que lanza una profecía de compromiso: José María Vélaz; que se une al deseo de un grupo de universitarios de la recién fundada Universidad Católica Andrés Bello por transformar la realidad, pero que encuentran su encarnación en la ofrenda generosa de un hombre de nuestros sectores más empobrecidos: Abraham Reyes. Estos ingredientes en alianza han sido los que han impulsado la historia de Fe y Alegría.

Fe y Alegría es una obra que unifica voluntades de muchos. Varias congregaciones religiosas fueron haciendo posible el nacimiento de diversas escuelas allí donde el asfalto no llegaba, junto a ellas maestras y docentes que unidos a las comunidades que los recibían abrían un camino de transformación, que recibió progresivamente el apoyo de la sociedad civil, de empresas y al final del mismo Estado. Se trata pues de un esfuerzo conjunto y unificado por hacer posible una transformación a través de la educación en la vida de las personas, para capacitarlas desde una visión de valores que nacen del evangelio de la fraternidad en Jesús.

En términos empresariales Fe y Alegría ha sido la mayor franquicia de origen venezolano que hemos exportado por todo el mundo. No se trata de una franquicia con lógica de mercado, sino una de solidaridad, de opción por el más pobre, una que brinda esperanzas desde la fe en las capacidades de nuestro pueblo, si se les brinda el apoyo necesario y que por lo mismo produce una honda alegría.

Hoy hablamos de proyectos diversos ordenados al mismo fin: escuelas, radios, centros de capacitación laboral, institutos universitarios, centros de reflexión pedagógicas y otras realidades más que van saliendo de la generosidad.

A nombre de la Provincia de la Compañía de Jesús en Venezuela, casa madre donde nació de la mano de nuestro hermano José María Vélaz este hermoso proyecto cuyos 60 años celebramos, deseo agradecer a tanta y tan variadas personas que cada día van haciendo posible este sueño que toca la vida de niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Gracias a tantas congregaciones hermanas que nos acompañan, a los millares de laicos y laicas especialmente docentes que con su esfuerzo construyen el hoy de Fe y Alegría, a nuestros donantes de Venezuela y el exterior y al Estado Venezolano con el que juntos hacemos posible el acceso a una educación de calidad para todos y todas.

En esta Venezuela en la que tanto lamentamos la polarización y la división que nos empobrece, Fe y Alegría es un ejemplo concreto de como la unidad, incluso en la diversidad, para hacer posible un bien común compartido, nos enriquece a todos y desborda en favor de muchos como pan partido, compartido que se multiplica por miles. Dios ha estado grande con nosotros, por eso podemos continuar el camino con Fe y Alegría.

Por Arturo Peraza s.j.
Provincial de la Compañía de Jesús Venezuela
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