Mil gracias por el MAGIS
Entrevista a Pedro Rivera sj, maestrillo jesuita al frente de la Pastoral Juvenil Ignaciana (PJI) en Cuba.

En el mes de enero, 10 jóvenes cubanos de la PJI hicieron realidad uno de sus sueños, vivir una experiencia de MAGIS previo a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)- Panamá 2019. Nuestro boletín conversó con Pedro Rivera sj, joven maestrillo cubano que viajó al frente de la delegación.

¿Cómo se prepararon para vivir la experiencia de MAGIS en El Salvador?
Dadas las condiciones existentes en nuestro país, nos fue difícil encontrarnos como grupo para realizar una buena preparación. Por lo que decidimos aprovechar las nuevas tecnologías de la comunicación para compartir los materiales digitales en nuestras redes sociales. Desde allí y unidos en oración, iniciamos un camino que nos llevó el 11 de enero a El Salvador. En total fuimos 10 representantes de Cuba, 8 jóvenes, una religiosa y yo.
Es interesante la pluralidad zonal en la conformación de nuestro grupo, ya que no solo le dimos la oportunidad de participar a personas de las provincias donde la Compañía tiene casas; sino que también llevamos a jóvenes de espiritualidad ignaciana de otros lugares del país, como Mantua o Bayamo; esto habla de una visión plural, donde califican todos los que participan de una u otra forma dentro de la PJI en Cuba.

El Salvador es un país de contrastes, de él, sobre todo en Cuba, nos llegan noticias negativas. ¿Qué puedes relatarnos de las experiencias vividas en ese hermano país centroamericano?
Te puedo decir que al principio tuvimos como un pre-MAGIS para ayudarnos a entrar en ambiente familiar, como decimos en Cuba. Yo siento que la mística martirológica
del Salvador fue muy importante. Nosotros tuvimos la oportunidad de quedarnos en la UCA, en el mismo lugar donde fueron asesinados los padres jesuitas el 16 de noviembre de 1989 y allí se respira un ambiente de santidad. Entre las actividades programadas nos tocó a cada uno de la delegación trabajar en un área determinada que ya nosotros habíamos escogido con anterioridad. Por ejemplo, yo escogí la de Derechos Humanos, y fue de verdad un reto cuando pudimos tocar a esos seres humanos que habían pasado un tiempo preso de forma injusta, o a esas madres que no sabían desde hace años sobre el paradero de sus hijos. Todas estas vivencias, también las festivas, fueron un regalo de Dios y eso hay que vivirlo para poder comprenderlo.

De El Salvador vuelan a Panamá para concluir la experiencia ignaciana, junto a jóvenes que habían hecho el MAGIS en Costa Rica o en la misma sede de la JMJ.

¿Con qué recuerdos te quedas de ese final?
En Panamá hicimos la evaluación final del MAGIS y además tuvimos la suerte de contar con la presencia del P. Arturo Sosa sj, superior general de la Compañía de Jesús. Cada momento fue único y me quedé con la invitación a transpolar lo vivido a nuestros ambientes cotidianos, haciendo un discernimiento general de los mayores problemas de nuestra cotidianidad. También fueron inolvidables cada uno de los momentos vividos durante la Jornada Mundial de la Juventud, sobre todo, aquellos en que tuvimos la oportunidad de escuchar las palabras del Papa Francisco.

El lema de este MAGIS fue: “Tu Palabra transforma”. ¿Cómo crees que este encuentro transformó la vida de la delegación cubana?

Mira, los muchachos pudieron constatar otras posibilidades de abundancia y de precariedad, en los diversos sentidos de esos conceptos, y eso, sin lugar a dudas, transformará sus maneras de ver la vida. Yo siento que comprendimos también las complejidades de un mundo deteriorado por la violencia y la corrupción, algo que, sin lugar a dudas, también nos brindó la capacidad de apreciar esos nichos de tranquilidad que a veces no valoramos tanto en nuestro país. Creo que salimos con una mentalidad de isla y regresamos con un componente importante de universalidad. Yo al menos percibí un crecimiento espiritual en varios de nuestros jóvenes. Si me lo permites, quisiera aprovechar la oportunidad para agradecerle al padre José Rubio sj, más conocido como Chepe, y a todos esos rostros muchas veces invisibles, que hicieron posible nuestro sueño, desde Cuba. Mil gracias por el MAGIS.