La Compañía de Jesús renueva su liderazgo. Tenemos un nuevo Superior General, el venezolano P. Arturo Sosa, SJ; un nuevo Presidente de la CPAL, el colombiano P. Roberto Jaramillo, SJ; y tres nuevos Provinciales: Gustavo Calderón, SJ, en Ecuador; Rafael Garrido, SJ, en Venezuela; e Ireneo Valdez, SJ, en Paraguay.

Estos cambios no se viven como una experiencia traumática de corte e inestabilidad, sino como una riqueza que fortalece el proceso de nuestra historia. Nos hablan de un estilo de liderazgo menos personalizado, más colectivo, de cuerpo, donde el líder no es la piedra angular sobre la que descansa el edificio, sino la mezcla que lo mantiene unido.

Nos hablan también de la relación entre carisma e institución, sobre la que tanto hemos hablado en la Iglesia. Sabemos que las instituciones tienden a congelarse, a centrarse sobre sí mismas y no sobre el servicio que les da razón de ser, a convertirse en elefantes blancos que crecen sin saber para qué. Y sabemos también que el carisma puede ser volátil si no está anclado institucionalmente, crecer como la espuma y esfumarse; que con frecuencia los líderes carismáticos son malos gobernantes que producen centralización y débil institucionalidad, sustituida por burocracias inflexibles y poco pensantes.

Hemos aprendido que carisma e institución son para tejerse en el mismo paño, bien combinados, Por eso los cambios de liderazgo nos renuevan, pero la existencia de estructuras le dan estabilidad a la innovación. Pero estas necesitan de redes que las flexibilicen, pero organizadas alrededor de planes estratégicos y prioridades claras.

Sabemos que la autoridad tiene el peligro de convertirse en autoritarismo si no tiene fuertes estructuras de participación y colaboración; pero la participación corre el riesgo de terminar en caos si no tiene valores consensuados y un plan común compartido y decididamente asumido por todos.

El miedo es siempre mal consejero, incluido el miedo a la novedad, a cambiar de rumbo. Y lo es también la desconfianza en los compañeros de camino. Pero el cambio necesita norte y la confianza raíces de historia y de espiritualidad compartida.

Por eso al cambiar de liderazgo renovamos nuestro Proyecto Apostólico Común y reunimos los representantes de redes y sectores con los nuevos y viejos líderes, para impulsar y orientar nuestra colaboración en la misión. Del 20 al 24 de marzo nos estaremos reuniendo en Lima los representantes del sujeto apostólico ignaciano de América Latina con el Padre General y sus Asistentes, el Presidente de la CPAL y los Provinciales.

Pidamos para que en esa reunión, que hemos llamado imPACtando, tengamos el ojo puesto en el horizonte y el corazón en los pobres.

Jorge Cela, SJ

Fuente: www.cpalsj.org