En un clima de mucha alegria y esperanza, la Iglesia Cubana, el Pueblo Cubano, han recibo al Papa Francisco que no ha defraudado sus expectativas. Celebró la eucaristía en espacios abiertos, visitó a las autoridades cubanas, a los jesuitas y realizó en la Habana un importante encuentro con los jóvenes a los que invitó a Soñar y construir la Amistad Social.

Algunas de las noticias enviadas por Radio Vaticana

(RV).- Después de bendecir la ciudad de Holguín el Santo Padre tomó el avión que lo llevó a la última etapa de su estadía en Cuba en la ciudad de Santiago de Cuba. Allí la primera actividad pontífice fue el encuentro con los Obispos en el Seminario San Basilio Magno. Después el Santo Padre se dirigió junto a los Obispos y el Séquito Papal a la Basílica menor del Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, para rezarle juntos a la Madre venerada y amada por los cubanos dentro y fuera del país, que fuera proclamada Patrona de Cuba por Benedicto XV en 1916.
Oración:
¡Virgen de la Caridad del Cobre,
Patrona de Cuba!
¡Dios te salve, María, llena de gracia!
Tú eres la Hija amada del Padre,
la Madre de Cristo, nuestro Dios,
el Templo vivo del Espíritu Santo.
Llevas en tu nombre, Virgen de la Caridad,
la memoria del Dios que es Amor,
el recuerdo del mandamiento nuevo de Jesús,
la evocación del Espíritu Santo:
amor derramado en nuestros corazones,
fuego de caridad
enviado en Pentecostés sobre la Iglesia,
don de la plena libertad de los hijos de Dios.
¡Bendita tú entre las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre, Jesús!
Has venido a visitar nuestro pueblo
y has querido quedarte con nosotros
como Madre y Señora de Cuba,
a lo largo de su peregrinar
por los caminos de la historia.
Tu nombre y tu imagen están esculpidos
en la mente y en el corazón de todos los cubanos,
dentro y fuera de la Patria,
como signo de esperanza
y centro de comunión fraterna.
¡Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra!
Ruega por nosotros ante tu Hijo Jesucristo,
intercede por nosotros con tu corazón maternal,
inundado de la caridad del Espíritu.
Acrecienta nuestra fe,
aviva la esperanza, aumenta y fortalece
en nosotros el amor.
Ampara nuestras familias,
protege a los jóvenes y a los niños,
consuela a los que sufren.
Sé Madre de los fieles
y de los pastores de la Iglesia,
modelo y estrella de la nueva evangelización.
¡Madre de la reconciliación!
Reúne a tu pueblo disperso por el mundo.
Haz de la nación cubana
un hogar de hermanos y hermanas
para que este pueblo abra de par en par
su mente, su corazón y su vida a Cristo,
único Salvador y Redentor,
que vive y reina con el Padre
y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Quédate Señor
con la comunidad de tus discípulos.
Renueva en nosotros el don de tu amor.
Anímanos y consérvanos en la fidelidad,
para que anunciemos a todos con alegría,
que tú nos has resucitado
Y que nos has dado la misión
de ser tus testigos.
Que María de la Caridad,
discípula y misionera,
Madre de todos, nos acompañe y proteja.
Amén.
Quédate con nosotros Señor,
acompáñanos aunque no siempre
hayamos sabido reconocerte.
Quédate con nosotros porque tú eres el Camino,
la Verdad y la Vida.
Quédate en nuestras familias,
ilumínalas y sostenlas en las dificultades
Quédate con nuestros niños y nuestros jóvenes,
En ellos está la esperanza
y la riqueza de nuestra Patria.
Quédate con los que sufren,
confórtalos y protégelos.
Quédate con nosotros Señor,
cuando surge la duda,
el cansancio o la dificultad;
ilumina nuestras mentes con tu Palabra;
aliméntanos con el Pan de Vida
que nos ofreces en cada Eucaristía;
ayúdanos a sentir el gozo de creer en ti.

(RV).- En el segundo día de su Viaje Apostólico a Cuba la mañana del Papa inició con la Santa Misa en el XXV domingo del tiempo ordinario en la Plaza de la Revolución José Martí de La Habana. La Plaza, lugar simbólico del país, fue escenario de la histórica Misa presidida por el Santo Padre Francisco con la presencia de miles de fieles y peregrinos que se dieron cita para oír las palabras del Sucesor de Pedro.

Reflexionando sobre el Evangelio del Apóstol Marcos el Obispo de Roma desarrolló su homilía a partir de la pregunta “aparentemente indiscreta” que Jesus hace a sus discípulos «¿De qué discutían por el camino?» (Mc 9, 30-37). Una pregunta, dijo el Papa, que también puede hacernos hoy: ¿De qué hablan cotidianamente? ¿Cuáles son sus aspiraciones?

El Santo Padre señaló que “la historia de la humanidad ha estado marcada por el modo de responder a esta pregunta” e indicó que Jesús “conoce los recovecos del corazón humano”, y “logra dar una respuesta capaz de plantear un nuevo desafío, descolocando «las respuestas esperadas» o lo aparentemente establecido”. “Jesús – dijo Francisco – siempre plantea la lógica del amor”.

Porque el horizonte de Jesús no es para unos pocos privilegiados capaces de llegar al «conocimiento deseado» o a distintos niveles de espiritualidad, Él es simple en su respuesta: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos»; y porque en gran parte servir significa, “cuidar la fragilidad”, de “nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo”, Jesús nos propone mirar y amar con gestos concretos a quienes sufren, están desprotegidos o angustiados. Es un Amor que se plasma en acciones y decisiones, dijo el Padre y Pastor de la Iglesia Universal, y que se manifiesta en las distintas tareas que como ciudadanos estamos invitados a desarrollar.

Por otra parte el Papa no dejó de poner en guardia sobre las tentaciones que encontramos en el camino, como la “tentación del servicio que se sirve a sí mismo en nombre de lo nuestro”, y que “genera una dinámica de exclusión”, y recordó asimismo que “el servicio nunca es ideológico” porque “no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas”.

Finalizando la homilía el Sucesor de Pedro invitó al santo Pueblo fiel de Dios que camina en Cuba, “pueblo que tiene gusto por la fiesta, por la amistad, por las cosas bellas, pero que también tiene heridas”, y que “marcha con esperanza, porque su vocación es de grandeza”, a cuidar “los dones que Dios les ha regalado” y a no descuidarlos “por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado”, exhortándolos, asimismo a no olvidar que “la importancia de un pueblo, de una nación, de una persona siempre se basa en cómo sirve la fragilidad de sus hermanos”. En eso, concluyó el Papa Francisco “encontramos uno de los frutos de una verdadera humanidad”.
(GM – RV)

HOLGUIN
HOMILIA EN LA HABANA

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