El Salsa de seguro no es un rostro conocido para la mayoría de los que trabajan en el Centro Loyola Reina. A mí me impactó profundamente cuando conocí su historia, porque Gilberto Salcedo no es un muchacho de muchas palabras, pero en su interior esconde múltiples colores. Al concluir la jornada laboral como parte del equipo de mantenimiento de la institución ignaciana, se va como quien no quiere hacer ni un tilín de bulla para sus clases de dibujo, con la ilusión de convertirse en un nuevo Portocarrero. Fuera del entorno ignaciano, todos lo conocen por el Salsa, su nombre artístico y quizás el que le resulta más familiar, porque ha sido un apodo heredado de su progenitor.
A pesar de ser un muchacho de pocas palabras, Gilbert accedió a conversar conmigo, para responder algunas preguntas.

¿Quién es el Salsa?

“El Salsa” es mi nombre artístico, heredado de mi padre. Con ese seudónimo firmo mis cuadros, también mucha gente me conoce por esa elucubración de mi apellido. Antes que nada, quiero decir a los que lean esta entrevista que me siento muy bien con mi labor de mantenimiento en el Centro Loyola-Reina, aunque mi vocación principal es el dibujo y la pintura; en eso invierto la mayoría de mis horas extralaborales. Me gusta mucho el dibujo académico.
¿Qué te motivo a realizar el dibujo de la Virgen que se encuentra en el pantry del Centro Loyola?
Te puedo decir que solo sucedió. Yo estaba dando un mantenimiento en una pared cercana a la zona y el ambiente me pareció propicio para dibujar algo que ayudara a la estética del lugar. Le planteé la idea al jefe de mantenimiento y él se la transmitió a los padres y así fue como se concretó el proyecto. Es como cuando uno ve un lugar y una voz en su interior le dice: ahí debería de haber arte; todo fue sin fines de lucro.

¿Por qué la Virgen con el Rosario?

La verdad es que, para mí, era la figura que más se prestaba para el local, estamos hablando de una pared en forma de cúpula. Esta foto yo la tenía grabada en mi mente desde que trabajé en el cementerio de Santa Ifigenia y es una de las estatuas que adorna el lugar.

¿El arte religioso te llama la atención?

Por lo general, a los que nos gusta el arte, no tenemos preferencias específicas y siento que todo se resume en amar tu vocación. En dependencia del lugar es lo que uno crea; no debes hacer algo abstracto en un lugar que no se preste para eso.

¿A quién quieres dedicar el dibujo, porque sé de buena fuente que esconde también una historia de amor?

Mira, yo lo hice para que adornara el lugar; no lo hice con el propósito conceptual de dar un mensaje; aunque me gustaría mucho que a una compañera de trabajo que aprecio le gustara mi obra, jajaja…

¿Qué planes tienes para el 2019?

Yo estoy vinculado a la escuela de 23 y C y ahí han escogido 5 trabajos míos para exponer en una galería en Estados Unidos. El arte lo que lleva es mucho trabajo y las oportunidades se van abriendo solas. Por ahora, lo que tengo en proyecto es eso y poder mantener mi trabajo aquí, en el Centro Loyola, donde he encontrado un ambiente laboral que me gusta cantidad, porque reúne a mucha gente buena.

Por Julio Pernús
Oficina de Comunicacion Cuba