Palabras del P. Cristian Peralta, S.J, por ocasión de la puesta en circulación del libro «DESDE EL VIENTRE MATERNO DE LLAMÉ». REFLEXIONES SOBRE EL ABORTO. Publicación de la Editorial Universitaria Bonó.

Muy buenas tardes a todos.
Agradezco a aquellos que nos acompañan de manera presencial en República Dominicana y de manera virtual por el canal de YouTube del Instituto Bonó.
Me han pedido compartir algunas de las motivaciones personales para escribir sobre el aborto. Primero, este libro es fruto de dos trabajos de investigación, uno de grado y otro de postgrado, en el Instituto Superior Bonó y en Loyola University Chicago, respectivamente. El primero se gestó en medio de la discusión del artículo 30 de la Constitución dominicana sobre el respeto a la vida, que en la Constitución actual es el artículo 37. El aborto es un tema espinoso que tiende a caldear los ánimos de los espacios en los que se encuentran posturas disímiles. No es fácil hablar de aborto, pues en él se tocan muchos temas que traen consigo las sensaciones de vulnerabilidad, incertidumbre, miedo y amenaza, ya sea para los que están a favor del aborto como para los que están en contra, y la respuesta natural a este tipo de sensaciones es la defensa, muchas veces expresada a través descalificaciones y condenas mutuas. En aquel momento vi pertinente ahondar en la consideración ética del aborto sabiendo que el andamiaje filosófico y teológico de la fe cristiana podía dar más de sí de lo que muchas veces salía expresado en los medios de comunicación. Por ello, desde la filosofía, me dispuse a investigar sobre el desarrollo de la ponderación ética del aborto, sobre los tipos de aborto y sus consecuencias, y sobre conceptos tan importantes como «vida», «persona» y «dignidad». Desde la filosofía, se puede destacar el aporte de Robert Spaemann, quien defiende el carácter procesual del ser humano como elemento constitutivo de su defensa. A esto corresponden los capítulos 1 al 6 de este libro.
Por otro lado, ya destinado a Chicago para realizar los estudios de maestría en filosofía y bioética llevaba conmigo una pregunta que tenía que ver con lo que el Cardenal estadounidense Joseph Bernardin, denominó «una consistente y comprehensiva ética de la vida». Es decir, insistía Mons. Bernardin, en que la defensa de la vida no se limita a la lucha contra el aborto, sino que exige una coherencia tal que implique la búsqueda de la justicia social y la vida digna para todos.
La pregunta que llevaba a Chicago decía más o menos así: En contextos de marginalidad, pobreza y exclusión social, como los que viven miles de personas en República Dominicana, ¿el aborto no se podría transformar en una respuesta irresponsable por parte de la sociedad y sus autoridades para desentenderse de las dificultades de las mujeres y los niños? De otro modo, ¿es el aborto una respuesta socialmente responsable a las necesidades reales de las mujeres y niños del país? Llegué a la conclusión en mi investigación, correspondiente al capítulo 7 del libro, que sin hacernos responsables del acceso y la calidad en materia de salud, educación, alimentación, seguridad, vivienda, etc., en estas circunstancias de precariedad, ofrecer el 2

aborto es querer brindar libertad de elección cuando no existen opciones reales para las mujeres o tristemente solo existe una única y trágica opción. Pero también, luchar por la vida ignorando a los heridos por las políticas injustas y por la cultura del descarte, quita fuerza y coherencia a la posición creyente. Debemos seguir empeñados en fomentar una cultura de la vida y vida en abundancia (Jn 10, 10) en nuestro país. Será oportuno aquí recordar las palabras del Papa Francisco en Gaudete et exultate 101, dice el Papa:
«La defensa del inocente que no ha nacido […] debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo. Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte».
Comparto algunas claves hermenéuticas para una mejor comprensión del libro. Estudiar en el Bonó tiene esto: se nos invita a la escucha y la comprensión de los argumentos contrarios a los propios, ya que resulta necesario para responder, con hondura intelectual y contundencia respetuosa, a quienes discrepan de nosotros. De hecho, esto está en los tuétanos de los jesuitas e ignacianos. En el número 22 de los Ejercicios Espirituales dice «que todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la propuesta del prójimo que a condenarla; y si no la puede salvar, pregunte cómo la entiende; y, si mal la entiende, corríjale con amor». En el libro aparecen citados autores con los que no comparto mi parecer, pero que, dada su importancia en el pensamiento contemporáneo y su influencia en las universidades, hay que explicar su postura para poder responderles de forma acertada. Yo, en mi recorrido de estudios, agradezco el haber tenido como profesora, por ejemplo, a la Dr. Diana Mayers, importante feminista de Estados Unidos, a quien presenté mis ideas y que, a pesar de no compartirlas del todo, con altura intelectual, me ayudó a profundizar en ellas e incluso tuvo la gentileza de invitarme a exponerlas en un congreso que estaba organizando sobre la dimensión coercitiva de la pobreza. Gracias a ella descubrí a autoras como Eva Ferder Kittay, quien, desde la filosofía feminista, defiende la acogida a las personas con discapacidad, rechazando de ese modo el aborto eugenésico o por indicación fetal. Escucharnos y dialogar no nos hace daño ni amenaza nuestras convicciones, al contrario, puede ampliar nuestra mirada, fortalecer nuestras posturas y sanar las grietas que puedan tener.
Otras claves de lectura del libro las comparto tomando prestadas las palabras de dos documentos del magisterio de la Iglesia católica que ayudan a comprender la motivación y el modelo argumentativo de este libro. La primera cita es de la encíclica Fides et Ratio (1998) de san Juan Pablo II, en el número cinco de este importante documento para los que nos dedicamos a la filosofía, afirma: «La Iglesia, por su parte, aprecia el esfuerzo de la razón por alcanzar los objetivos que hagan cada vez más digna la existencia personal. Ella ve en la filosofía el camino para conocer verdades fundamentales relativas a la existencia del hombre. Al mismo tiempo, considera a la filosofía como una ayuda indispensable para profundizar la inteligencia de la fe y comunicar la verdad del Evangelio a cuantos aún no la conocen». 3

Por otro lado, deseo recordar el número 23 de la «Declaración sobre el aborto» de la Congregación para la Doctrina de la Fe del año 1974, cito: «Lo que […] incumbe a la ley es procurar una reforma de la sociedad, de las condiciones de vida en todos los ambientes, comenzando por los menos favorecidos, para que siempre y en todas partes sea posible una acogida digna del hombre a toda criatura humana que viene a este mundo. Ayuda a las familias y a las madres solteras, ayuda asegurada a los niños, estatuto para los hijos naturales y organización razonable de la adopción: toda una política positiva que hay que promover para que haya siempre una alternativa concretamente posible y honrosa para el aborto». Estos textos ilustran muy bien lo que he intentado hacer con este libro que hoy ponemos en circulación: proponer desde la filosofía los argumentos a favor de la vida y trasmitir la necesaria responsabilidad social que conlleva la defensa de la vida humana.
Aunque sé que no le va a gustar a su coordinador, como estoy tan lejos, me voy a atrever a agradecer públicamente a la Pastoral Materno Infantil. La Pastoral Materno Infantil es una organización de voluntariado de la Iglesia católica en la República Dominicana (una colaboración entre la Conferencia del Episcopado Dominicano, la Conferencia Dominicana de Religiosos y la Compañía de Jesús), que nació en el año 2005, como una adaptación creativa de la «Pastoral da Criança» de Brasil, fundada en 1983 por la pediatra y salubrista Dra. Zilda Arns Neumann. La Pastoral Materno-Infantil en el país está presente en dieciocho provincias, trabaja en más de 370 comunidades y atiende cada año unas 1,200 mujeres embarazadas. Más de 700 consejeras voluntarias trabajan con las gestantes realizando visitas domiciliarias y acompañando encuentros de grupos. El acompañamiento se extiende desde el embarazo hasta la edad de cinco años de los niños. Su lema es “Para que tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10, 10). Al final del libro encontrarán testimonios del trabajo de esta pastoral. Honestamente este libro dice muy poco frente a la elocuencia de este trabajo callado, sistemático, colaborativo, integral, coherente y comprometido con la vida. Muchas gracias a José Navarro, jesuita coordinador de esta iniciativa eclesial, a las consejeras y a todo el equipo de la pastoral por los testimonios que acompañan este libro.
Aprovecho para agradecer a todas las personas e instituciones involucradas en esta publicación. Al Instituto Superior Bonó, a la Editorial Universitaria Bonó y a Ediciones MSC. A los PP. Martin Lenk, Pablo Mella y Cristhian Espinal. A Elisa Veras, Rita Rojas, y Clara Tejeda por su constante ayuda y disponibilidad. Al P. Nelson Acevedo, agradezco la gentileza de escribir un prólogo que capta muy bien el espíritu del libro. Por último, agradezco sinceramente a todos aquellos que luchan por la vida, vida digna para todos.
Muchas gracias.
Cristian Peralta, SJ.